“Cuando viajaba a La Esperanza desde muy pequeña, mi papĂ¡ tenĂa una finca a la que siempre Ăbamos mis hermanos y yo. Nos encantaba ir cuando era la Ă©poca del choro, un hongo que se come y es espectacular, una comida Ăºnica! Pero lo mĂ¡s lindo era ir a encontrarlos. Nos Ăbamos toda la mañana a ‘chorear’ con mis hermanos y primos a la montaña. Era bellĂsimo, pues quien encontraba mĂ¡s choros y de los mĂ¡s grandes, ganaba! Era mucha emociĂ³n verlos desde lejos y correr hacĂa ellos. TerminĂ¡bamos casi 5 horas despuĂ©s; regresĂ¡bamos a la casa con mi papĂ¡ felices y lo mĂ¡s bello de todo era cuando llegĂ¡bamos, sacĂ¡bamos las bolsitas de choros y mi papĂ¡ nos los empezaba a hacer de su manera tan especial. Sacaba su aceite de oliva, ajo, salsa Perrins, sal y limĂ³n. AsĂ los condimentaba y los ponĂa a asar. ComĂamos felices! Era la comida mĂ¡s bella porque nos la ganĂ¡bamos y la mĂ¡s deliciosa por que mi papito que estĂ¡ en el cielo nos la hacĂa con amor. El dĂa de hoy mis hermanos y yo nos morimos por comerlos y es una de nuestras comidas favoritas. Son momentos que nunca volverĂ¡n!”
 This rare, edible delicacy is from the mountains of La Esperanza, where the Lenca culture has adopted it as one of its staple treats. Only available seasonally, it’s a pretty huge deal for the local population when these wild mushrooms bloom! So exquisite in taste, sautèing them is enough to make their taste soar; but they are also widely prepared alongside meats, vegetables, eggs, and even in pizzas and fondues. There’s a grand anual festival where locals honor the highly-esteem mushroom – even naming a queen – and welcome diplomats, businessmen, and tourists in order for the country to get to know this savory local leading food, as well as the many other wonderful things La Esperanza has to offer!